miércoles, 25 de diciembre de 2013

Twilight Princess (XXVIII)

Link

El sol se desploma abrasador sobre mí. Me quema hasta los huesos, perlando mi cuerpo de sudor.
Alzo la espada y la dejo caer más rápido de lo que los ojos pueden ver, antes de lanzarme hacia atrás y rodar sobre la arena. Cada grano de cristal rosado hiende mi piel, pero el dolor me hace sentir que estoy vivo. Busco el dolor inconscientemente.
Busco el dolor porque me recuerda a ellas.
Me pongo en pie y aprovecho el impulso para descargar la espada en un arco mortífero. El acero destella al sol como un relámpago y no puedo evitar un gemido ronco por el esfuerzo de detener el filo antes de que choque contra la arena; redirijo el golpe hacia la derecha, contra un enemigo imaginario.
Me entreno día tras día aquí, en el Circo del Espejo, donde todo terminó y todo comenzó de nuevo. Me entreno día tras día porque algo me dice que no estoy preparado, que no soy lo bastante fuerte. No pude proteger lo que me importaba. No supe mantener a Midna a mi lado.
La furia me domina por un instante y estrello la espada contra la blanda arena de Gerudo, jadeando entre dientes.
Debí matarlo. Debí matarlo cuando tuve oportunidad. De haberlo hecho, Hashi seguiría con vida.
Pienso remedar ese error.
Cueste lo que cueste.
A veces el dolor es demasiado. La responsabilidad pesa, pesa como si no fuera lo bastante fuerte como para cargar con ella. ¿Qué clase de héroe soy? ¿Qué clase de héroe desaparece cuando los suyos más lo necesitan?
A veces me digo que debería volver. Que debería regresar y poner todo en su lugar... y casi al mismo tiempo me rindo. ¿Por qué? ¿Por qué iba a hacer eso? ¿Es que a alguien le importa? Luché por ellos hasta mi último aliento, y dejaron a Hashi morir. Esa niña... mi hija, mi hermana, mi amiga. Me adoraba, lo sé, me quería como yo nunca la quise a ella... o tal vez exactamente igual.
¿Y qué importa todo? ¿Qué importaban los celos de Midna, qué importan las miradas de Ilia, que importa el cuerpo inerte de Hashi? Ya nada de eso importa.
Renuncié a mi vida por Hyrule. Sangré por ellos, les entregué mi corazón y mi alma, y ahora todo ha vuelto a empezar. La Reina Zelda sostiene aún la Ciudadela y parte de Hyrule, pero ya no importa. El Rey Ralis y la Reina Zelda solo cumplen con su deber... luchar no era mi deber. Yo era un ordoniano más. Yo no era nadie.
-¿Has acabado ya de pudrirte, escoria?
Esa voz. Esa voz que suena como el hielo al astillarse.
-¡DARK!
Quería gritarlo, pero creo que lo que ha salido de mi garganta ha sido solo un aullido retorcido, deformado por la rabia. Por un segundo deseo ser un lobo de nuevo, poder destrozarlo a dentelladas. Nada me satisfaría tanto como eso...
-Eso es, Link, muy bien - se burla mi gemelo oscuro, riéndose entre dientes mientras camina hacia mí lentamente con la espada desenvainada -. ¡Eso tendrías que haber hecho desde el principio! - grita, y se lanza sobre mí con la espada por delante. La intercepto con el escudo, pero llevo toda la mañana entrenando y cada músculo de mi cuerpo protesta ante la sed y el agotamiento - ¡Maldito iluso! - grita Dark, y parece encontrar una extraña satisfacción en provocarme - ¡Yo maté a tu zorra espíritu! ¡Vamos! ¿No vas a vengarte?
Rujo de nuevo, salto por encima de él, aterrizo a sus espaldas, lanzo la espada de nuevo. La frena con el filo, se gira riendo, esos malditos ojos rojos están en todas partes... en todas partes...
-¡Voy a matarte! - grito, y me doy cuenta de que por primera vez en mi vida estoy furioso, realmente furioso... o no. Ya he estado furioso antes.
Pero esto es odio. Auténtico odio.
-¡Eso es, Link, eso es! - grita de nuevo Dark, mientras baila a su alrededor y me lanza un tajo lateral - ¡Sigue así! ¡A este paso tendremos otro hermano!
No entiendo lo que me dice, y no quiero entenderlo. Trato de golpearlo con el escudo, pero tengo los hombros agotados y me quedo corto por más de un palmo. Dark aprovecha la brecha en mi defensa para dibujar un largo tajo sanguinolento en mi costado.
Grito.
-Bien, bien - susurra Dark, dibujando lentos círculos con su espada -. Nadie se creería esto si lo contase, ¿verdad? Pero estoy disfrutando tanto... es maravilloso verte pudrirte así. Hashi se alegraría mucho de ver esto.
-¡No... digas... su nombre! - aúllo, y lanzo la espada de nuevo, pero Dark atrapa mi brazo entre su escudo y sus costillas y me acerca a él riendo a carcajadas.
-Es mía, Link, Hashi siempre será mía. Ella eligió pertenecerme, ¿lo sabías? Me quería más de lo que nunca te quiso a ti, estúpida caricatura de un héroe... - susurra en mi oído, tan cerca y tan dulcemente como lo haría un amante -. Ella es mía. Y tú lo serás también. Es cuestión de tiempo que lo averigües.
-Bastardo - mascullo, golpeándole con la rodilla en la entrepierna. Siento que Dark se encoge casi imperceptiblemente, pero no afloja su presa y sigue murmurando en mi oído.
-Mírate... eres patético. ¿Y sabes que es lo mejor? Que aún vas a empeorar. Podría matarte en un segundo y no disfrutaría ni la mitad de lo que voy a disfrutar viéndote convertirte en mí - susurra, y de pronto me besa en la oreja casi con mimo -. Pronto, muy pronto... dejarás de tener ese absurdo brillo en los ojos.
El movimiento es tan rápido que casi no lo veo, pero siento perfectamente la cuchillada en el vientre, los dos tajos en las mejillas antes de caer al suelo. Quedo arrodillado ante la sombra oscura, sin fuerzas siquiera para gritar, sin fuerzas para nada, solo deseando poder matarlo... poder levantarme, coger la espada... solo...
-Voy a ir a por Midna, Link. Voy a quitarte absolutamente todo lo que amas y ver cómo te pudres hasta ser yo - dice, y su sonrisa es tan amplia que por un segundo casi parece el demente que es -. Y voy a disfrutar con ello... voy a disfrutar matando a esa idiota de Ilia ante tus ojos, voy a disfrutar violando a Midna hasta que olvide quién es y disfrute... y en ese momento la mataré. Voy a robártelo todo hasta que tú también disfrutes con ello, y en ese momento, te mataré - acaba, sonriendo de oreja a oreja, y se da la vuelta para marcharse, dejándome arrodillado y furioso en el suelo de Gerudo -. Volveré a matar a Hashi algún tiempo después, creo - añade, mientras se aleja con las manos en la nuca, despreocupado, seguro de sí mismo.
Yo lo veo alejarse entre lágrimas de rabia y sangre. Siento como la sal me escuece en los cortes de las mejillas.
¿Esto soy ahora? ¿Este es el Héroe de Hyrule?
-Volveré a visitarte, Link - se despide, cuando casi le he perdido de vista -. Eso no lo dudes.

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