lunes, 10 de diciembre de 2012

Twilight Princess (IV)

Nadie

Cuando abro los ojos, él está aquí.
Él está sentado a mi lado, mirándome con una mueca extraña que no sé cómo interpretar.
Está... mirándome.
¡Puede verme!
-¡Me ves! - digo en alto, o más bien trato de decirlo. Tengo... ¡puedo hablar!
Me pongo en pie precipitadamente, emocionada, pero no sé muy bien que hacer con las piernas, porque parece que no quieren mantenerse rectas y deben doblarse por las rodillas. Los brazos me desequilibran, ¿qué hace normalmente la gente con los brazos al andar? Los extiendo, trato de encontrar una postura cómoda, pero es imposible y caigo de bruces en el suelo. Todas y cada una de las pequeñas piedras, cada uno de los pequeños granitos de arena, todo ello se clava en mi piel como mil agujas. Puedo sentirlo. Es... no sé qué es.
Se me escapa una risa rápida y sacudo la cabeza. A ambos lados de mi rostro vuelan nubes de pelo negro, y por un instante me siento defraudada. Ya he entendido que las diosas me han dado la oportunidad que pedí (con un poco de libre interpretación, pero en fin, estoy aquí), pero al menos podían haberme hecho rubia, como él.
Alzó una mano y comparo mi piel con la suya. Bien, los dos somos pálidos, en eso nos parecemos. Trato de sonreír, pero los músculos de mi cara aún me son extraños, y los siento rígidos, ajenos. 
Mis músculos. Mi cara. Tengo un cuerpo, tengo una vida. Estoy viva. 
Oh.
Soy hembra.
Suspiro. Bueno, puestos a desear... hubiera preferido parecerme a él. Pelo amarillo, ojos azules, la piel blanca, músculos fibrosos, ser macho. Intento sonreír, emular al menos su sonrisa, a pesar de que todo lo demás me ha sido vetado. No me sale bien del todo, pero algo es algo.
Link me mira como si acabase de sacarme un caballo de la nariz, o más desconcertado incluso. Tardo unos segundos en darme cuenta de que mi comportamiento debe ser de lo más absurdo.
Rápidamente, repaso mentalmente todo lo que he visto en mis años a su lado, que no es poco. Concluyo que mi comportamiento ha sido absurdo, y que si no quiero llamar la atención en todas partes deberé ser más cautelosa.
-¿Quién eres? - pregunta Link, mirándome fijamente. Trato de sonreír y de responder algo coherente... y de repente me quedo en blanco.
¡No tengo nombre! Sigo sin tener nombre, las diosas no me lo han dado. Me han dado un cuerpo sin nombre...
Link me sigue mirando fijamente, y yo suspiro. ¿Qué le voy a decir? Los hylianos creen en los espíritus... pero no estoy segura de si saben algo de nosotros, los espíritus de la guarda, espíritus guardianes. Y de cualquier modo, no sé si quiero que lo sepa. No sé si conservo alguna de mis habilidades, o algo de lo que era antes de acabar en este cuerpo tan extraño.
Me apoyo los puños en las sienes, sentándome como buenamente puedo. Diosas, no me puedo creer lo torpe que soy... ¿cómo se las apañan los hylianos con estos cuerpecillos? Soy demasiado corpórea. Echo de menos... todo. Además, apenas manejo mi cara. Las expresiones, todo era mucho más fácil cambiando simplemente el color de mi aura. Eso salía solo. Rojo para la furia, naranja para la incertidumbre, verde de esperanza... las emociones básicas de un espíritu guardián. ¿Con este nuevo cuerpo vendrán también emociones? Como lo que Link siente por Midna...
Midna. De pronto soy consciente de que puedo percibir a Midna, de un modo extraño, vago, irregular. Percibo su melancolía, una sombra de tristeza continua, como un velo; también su fuerza y una determinación férrea, la de hacer del Crepúsculo un lugar en el que valga la pena vivir. No más un lugar de destierro, si no un mundo por derecho propio. Su mundo.
Todo es vago e irregular, pero si me concentro puedo percibir a Midna... y de pronto soy consciente de que las diosas me han otorgado todo cuanto pedí. Tengo un cuerpo para cuidar de Link (aunque no sé como podré protegerle, si ya no tengo energía que transferirle y este cuerpo de hembra es diminuto) y puedo llevarlo hacia Midna.
-Soy un portal. Me llamo Hashi.

Link tarda casi una hora en enseñarme a andar, y al menos otra hora más en mostrarme cómo vocalizar. Gracias a las diosas, el idioma lo domino (no en vano llevo oyéndole hablar toda su existencia), pero nadie me había dicho que algo tan simple como hablar tiene tanta teoría detrás. Además, Link no es de muchas palabras; no digo que le falte la paciencia, nada más lejos de la realidad, pero es como si fuera una persona de puertas para adentro, una criatura acostumbrada a vivir en su interior. Y supongo que desde este final, desde esa separación, no habrá hecho si no cerrarse más en sí mismo.
A pesar de todo, me enseña a caminar, a hablar, cómo sonreír e incluso intenta enseñarme a cantar, aunque eso queda demasiado lejos de mi alcance. Cuando el alba tiñe de un rosa pálido el cielo y las arenas de Gerudo, yo ya soy una criatura un poco más civilizada y menos salvaje. Además, Link parece orgulloso de mis progresos, y eso es todo lo que siempre he querido: ver a este niño al que fui entregada orgulloso de mí.
Aún no me atrevo a confesarle que soy. Tal vez llegue el día en que me atreva a decirle que he estado cuidando de él desde el momento mismo de su concepción, pero aún no es el momento. Ni él ni yo estamos preparados... y aún queda demasiado por explicar.
-Así que eres un portal.
-Sí.
-¿Te han enviado las diosas?
-Claro. Quiero decir, ¿quién si no?
-¿Y qué implica que seas un portal? ¿Eres como el Espejo, o...?
Suspiro, frustrada.
-Mira, yo tampoco lo tengo muy claro. Simplemente sé lo que soy, sé que puedo llevarte al Crepúsculo. Supongo que podría traer a Midna aquí, en el caso de estar con ella y no contigo. Sé que resulta ridículo e increíble, pero...
-Ahora mismo estoy dispuesto a creer en cualquier cosa.
Me quedo en silencio, sin saber qué decir. Ahora que no puedo ver su aura, todo es más difícil, pero lo conozco lo bastante bien como para percibir lo profunda que es su desesperación. Saltaría conmigo a los volcanes de la Montaña de la Muerte si le dijera que Midna le aguarda en el fondo.
-Ella te echa de menos.
Link alza la cabeza con la velocidad de un pájaro, y yo me siento taladrada por esa mirada azul. Quiero decirle más, mucho más, pero sé que no tiene sentido y que lo más importante ya está dicho.
Por lo visto, él es de otra opinión.
-¿Puedes saber cómo está ahora?
-Puedo percibir su estado de ánimo - murmuro, con la vista fija en el suelo -. Está melancólica; te echa de menos.
-¿Ella me...? - se queda en silencio, sin decir nada más.
Me da la espalda bruscamente, y yo lo entiendo. ¿Quién quiere depositar esperanzas en una niña desconocida, una mocosa medio loca que duerme medio desnuda en el desierto de Gerudo? Necesita algo más que palabras para permitirse albergar de nuevo esperanzas.
-Vamos a dormir un poco, Hashi - me dice, con la voz extrañamente estrangulada, como quien contiene el llanto.
-Vale - murmuro, y me tumbo boca arriba, totalmente extendida. La postura no es muy cómoda... pero no importa demasiado si pienso en que ahora tengo un cuerpo.
Dormir no me sale fácilmente, es una cosa demasiado corporal para un ente sin cuerpo como yo lo era. Me dedico a observar el cielo, rosado claro, cada vez más azul, el brillo de los cristales de la arena, el marco del Espejo del Crepúsculo.
La oscura figura que deambula entre las columnas del Circo del Espejo, con sus ojos como brasas fijos en mí y en Link, sin saber decidirse, sin saber decir a quién odia más, si al ser que le robará el derecho a la existencia mientras viva, a la criatura creada para protegerlo o a las diosas que le negaron todo lo que le fue dado a su extraño gemelo.
Le dejo vagar. Los dos sabemos que nos hemos visto las caras, y los dos sabemos que el otro está ahí, vigilante. Su objetivo en esta vida es destruir a aquel a quien yo protejo. Estaremos enfrentados siempre, pero aún no es el momento. Él aún se deja llevar por la curiosidad, intrigado por ver qué puedo hacer, y yo aún debo mantener en secreto que no soy más fuerte que la niña que aparento ser.
Así que nos dejamos existir el uno al otro, mientras las horas pasan y Link descansa a mi lado, con una extraña expresión de paz en el rostro.
-Ella te quiere, Link - murmuro, ahora que sé que no puede oírme.
Decidida, me pongo en pie y comienzo a practicar, a buscar mis poderes. Me centro en el cordón de emociones que me conecta a Midna, busco el puente. Con los ojos cerrados, la visualizo tal y como era la última vez que la vi, hermosa y pálida como un amanecer invernal. Por un segundo, una luz tan pura como lo era yo antes llena toda mi visión.
Mi concentración flaquea, el hechizo se rompe y al abrir los ojos, veo un óvalo blanco que se desvanece rápidamente. Eso, lejos de desanimarme, me da fuerzas para seguir. Ahora sé que puedo hacerlo.
-Espera un poco, Link. Te llevaré junto a ella.

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2 comentarios:

  1. Ay dios mio! Pero que buena eres! adfafaf Te amo, y quiero más! Te encontre por el ask de Link! Y bueno, aqui me tienes c: Me encanto todo lo que llevas y enserio, me dejaste no se, no tengo palabras >-< Sigue asi!
    -UserMaripola-

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    1. ¡Muchas gracias! :D
      La intención es seguirlo bastante, e ir agregando personajes a medida que pasen los capítulos :3 Por cierto, pregunta; como lectora/jugadora, ¿te resulta familiar el sentimiento de Hashi? Es decir, esa sensación de haber estado ahí cuidando de Link para que al final el final sea tan... desesperante (eso sí, el final está tan magníficamente alejado de un final Disney...)
      En fin, Hashi tiene como intención representar a todos los jugadores, y no sé qué tal me ha salido ^-^
      Lo dicho, muchas gracias por leerlo, y más por ponerte en contacto conmigo ^-^

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